viernes, 7 de junio de 2013

Deuda pública guatemalteca

¿Cuál es el riesgo?

Siglo XXI reporta  en su edición del 6 de junio de 2013, que la «deuda se acerca a los estándares aceptados», por lo que Édgar Barquín, Presidente de la Junta Monetaria y del Banco de Guatemala, hace un llamado a la mesura en el gasto público al gobierno central. En representación del Banco Central, refiere que para que la deuda sea sostenible en el largo plazo, el déficit fiscal debe situarse por debajo del 2 % del PIB.[1]

El Fondo Monetario Internacional, reconoce la dificultad que representa, en la praxis, definir un nivel de deuda pública cualificable como «prudente». Observa, también, que la tendencia en las economías avanzadas apunta a la reducción de los déficits en el 2013, a un ritmo más rápido que en el año anterior.[2

El déficit fiscal de Guatemala en la actualidad es del 2.1 % del PIB, pero podría alcanzar el nivel de 2.5 % el presente año, nivel que Barquín califica de «estándar internacional». Después de Nicaragua, conserva el nivel más bajo en Centroamérica.


Imagen obtenida de: independent.typepad.com          
Fuente: independent.typepad.com
 El total de la deuda pública asciende a 25 % del PIB en el caso       de Guatemala, 61 % en El Salvador, 34.1 % en Honduras, 56 % en  Nicaragua, 51.5 % en Costa Rica y 39.8 % en Panamá. Evidentemente, Guatemala tiene la deuda pública más baja, cuando esta se presenta como porcentaje del PIB. Sin embargo, en marzo de 2013, la deuda pública guatemalteca alcanzó los Q102 mil 513 millones, un monto para nada bajo.

 Las proporciones son grandes, pero el fondo del asunto va más  allá del riesgo de default de un país por las proporciones de su  deuda o la insostenibilidad de sus déficits. Guatemala, en  realidad, aún está lejos de encontrarse en una situación de  potencial impago. Standard & Poors y Moody's, calificadoras del  riesgo de los países, han situado el guatemalteco en la  clasificación de «estable».[3

Los países de la Unión Europea que se encuentran en una situación crítica por el estatus de sus finanzas públicas, tienen déficits anuales que duplican y cuadruplican la relación que conserva Guatemala entre déficit y PIB, y para el caso de la deuda pública, hay algunos con, incluso, seis veces la proporción deuda/PIB de Guatemala.

Así, España, al año 2012, reportaba un déficit de 10.6 % del PIB y una deuda pública del 84.20 % de su PIB. Portugal y Chipre se sitúan en un déficit de poco más del 6 % para el mismo año, con deudas públicas de 123 y 85 % de su PIB, respectivamente. Además del caso de Grecia, cuya deuda pública asciende a 156 % del PIB y su déficit fiscal al 10 % en 2012. [4

Estando relativamente alejados del riesgo crítico en que se han posicionado las economías europeas, hay otro tipo de situaciones potencialmente riesgosas para la economía nacional:

Existen sustanciales evidencias de que la presencia de un alto déficit fiscal en una economía es el principal factor que subyace en los problemas de inflación, de los desbalances en cuenta corriente de balanza de pagos, y de la existencia de altas tasas de interés. (Camposeco & González, 2000) [5

Cuando hay déficit fiscal, necesariamente y por cuestiones «de definición» del saldo en cuenta corriente (exportaciones menos importaciones), hay un aumento en el saldo deficitario de la misma[6], lo cual ejerce presiones sobre el tipo de cambio, apreciándolo y reduciendo la competitividad de las exportaciones del país.

Además, si el gasto del sector público no es financiado con impuestos, un exceso de la demanda puede generar presiones inflacionarias, especialmente en niveles en que el gasto agregado supera al PIB. Ante una mayor disponibilidad monetaria y la estabilidad de la producción interna, los precios tienden a subir en respuesta a la escasez; si esa disponibilidad monetaria continúa creciendo de manera sostenida, se tendrá inflación.

Por último, la vigorosidad del crecimiento económico puede sacrificarse cuando hay déficits fiscales recurrentes, puesto que los gobiernos nacionales no siempre tienen a mano la disponibilidad de préstamos internacionales o la emisión de bonos. Es por eso que compiten con los consumidores locales por el financiamiento nacional, haciendo que las tasas de interés aumenten. De igual manera, la tasa de interés aplicable a los bonos emitidos por financiamiento puede continuar creciendo en la medida que se aumenta la oferta de los mismos y sus emisiones. Así, los ciudadanos podrían encontrar mayor atracción en el ahorro de su capital, antes que en su inversión.

Cabría cuestionar si las anteriores ascepciones son verídicas, especialmente frente al caso de Costa Rica, en donde la proporción de deuda pública total duplica la de Guatemala, pero las devaluaciones de su moneda son bajas, su inflación se ha matenido estable y ha crecido, al menos en el último año, a una tasa del 5.1 %[7]. Sin embargo, el resultado de los efectos enumerados se presenta en los plazos mediano y largo. El escenario más plausible es que Costa Rica comience a enfrentar niveles más altos en sus tasa de interés y haga mermar la producción nacional y el crecimiento de su economía, si sus gobernantes no se encargan de cuidar el volumen de su déficit.

Podría ser objeto de otro análisis la evaluación acerca de en qué costos se incurriría en materia social derivado de la reducción de ese déficit y cuál sería el medio de financiamiento del mismo, ya sea impuestos o reducción del gasto.


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[1] Deuda se acerca a los estándares aceptadoshttp://www.s21.com.gt/pulso/2013/06/07/deuda-se-acerca-estandares-aceptados
[2] IMF Fiscal Monitor: April, 2013.
[3] Standard & Poor's: Soberanos Listado de Calificaciones http://www.standardandpoors.com/ratings/sovereigns/ratings-list/es/la/?subSectorCode=39&start=100&range=50
[4] Datos macro: http://www.datosmacro.com/deuda 
[5] Camposeco & González: Las Implicaciones Macroeconómicas del desbalance fiscal y su sostenibilidad a mediano y largo plazo. Flacso Guatemala. Guatemala: 2000.
[6] Partiendo de que (X-M) = (S-I)+(T-G)
[7] COPADES: Indicadores macroeconómicos seleccionados, 2011-2013

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